Uno de los mayores insultos para una persona es devaluarla al hacer referencia a su incapacidad para el uso adecuado de sus habilidades mentales. Decirle a alguien que piense, cuando esta es una función que el cerebro realiza día y noche, es insultarla. Decirle que su coeficiente intelectual es menor al que aparenta en su vida cotidiana es también un insulto.
Hoy quiero hablar de la vida cotidiana -¿cuántas vidas hay?- o sea, de la historia que se escribe con minúsculas, la no oficial, la acostumbrada y a veces aburrida, que los historiadores han escondido detrás de los grandes pilares del mundo actual. Lo cotidiano es la historia que hace posible que creemos y destruyamos el mito por instantes
En esta ocasión, quiero comentar un escrito de gran importancia para quienes trabajamos en el mundo toxicológico en sus distintos niveles de abordaje. Se trata de las "Tesis sociopolíticas sobre las drogas", incluidas en el libro Ética como amor propio, del gran pensador español Fernando Savater, que nos regaló hace 20 años. La distancia en tiempo de esta publicación permite hacer ciertas reflexiones, y las comentaré como una forma de evaluar, a la fecha, el gran fracaso que ha sido el abordaje social de las adicciones. Sobre todo si se observa que la visión moral ha irrumpido en el trabajo clínico y social de los especialistas en el ramo,