Cuando jugar ya no es divertido: La Ludopatía como adicción

La ansiedad se refleja en el ambiente, el frenesí de los asistentes empieza a aumentar mientras los pies y las manos generan movimientos estereotipados... gotas de sudor resbalan por la frente, y un alivio ya no se contiene en el momento en que abren las mesas del Black Jack.

Este retrato que puede ser muy común en cualquier casino del mundo, nos sirve de escenario para empezar a comprender el ambiente que prevalece y que hace que el ludópata asocie señales externas que le predispongan al juego patológico.

El inicio de la mano enciende el interruptor del acto adictivo… la compulsión se lleva a cabo a cada pasada (de cartas) del dealer, y la obsesión por ganar, refuerza la conducta que es emitida una y otra vez provocando cambios fisiológicos y psíquicos que llevan al sujeto hasta el paroxismo.

No es necesaria una sustancia para lograr este estado; los componentes de la adicción están presentes con el mismo efecto.

Estamos ante las llamadas adicciones sin sustancia que provocan que el individuo se enganche a una actividad que hace que, poco a poco, vaya teniendo consecuencias negativas importantes en su vida; tales como: pérdida de dinero, problemas familiares, falta de interés hacia las personas y relaciones, aumento de deudas económicas, insatisfacción personal, etc. El juego llega a ocupar todo el tiempo y la vida del individuo. Se genera dependencia a la actividad y se pasan gran cantidad de tiempo realizándola.

No se establece un límite hasta que se pierde todo lo apostado, o se cierra el local…se genera un sentimiento de frustración y ansiedad que no se mitiga con nada produciendo depresión, taquicardia, sudoración excesiva, irritabilidad y violencia.

El ludópata pocas veces es consciente que su actividad lo ha poseído totalmente, y que el juego (lo atractivo y divertido de éste) ha dejado desde hace mucho tiempo de serlo, poniéndolo en riesgo; en esta situación puede llegar a caer en manos de grupos de prestamistas (que operan como grupos delictivos), complicando su situación tanto personal como financiera.

Todo esto, configura un cuadro alarmante que coloca al ludópata en una adicción que tiene que ser tratada a través de una intervención integral y especializada. Cuya espina dorsal sea la terapéutica psicológica que ayude a reorientar al sujeto y a disminuir los efectos causados por el juego patológico.

La ludopatía es poco estudiada, y en nuestro país pocos centros se encargan de su tratamiento; considero que es necesario crear lugares específicos para su atención.

Es indispensable que el individuo y las personas más cercanas a él, aprendan a identificar algunos signos, de esta adicción, empezando por formularse las siguientes preguntas:

¿Cuándo el juego ya no es divertido?

¿En qué momento ya no puedo parar de jugar?

¿Es inevitable para mí dejar de apostar?

A modo de breve test, sirva esto como una detección rápida que pueda dar luz, y ayudar a las personas que están viviendo esta condición, a intervenir de manera pronta para detener las consecuencias negativas de esta problemática, y mejoren su calidad de vida.

1 El doctor José Miguel Rodríguez Dorantes es Psicoanalista y Psicólogo especialista en Adicciones.
Contacto para orientación y tratamiento: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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